Odiseo
y el Lenguaje: Sobre el epíteto de Polytropos
¡Oh
corazón! orienta tu versátil carácter según todos tus amigos,
al encuentro de la querencia que
cada uno tiene.
Procúrate la querencia del pulpo de
tantas dobleces,
que se muestra talmente en la forma de la
piedra a la que se adhiere.
Sigue ahora un color, después hazte de otro.
La listeza tiene más fuerza que la
inflexibilidad
Teognis
de Mégara
Finalizada
la guerra de Troya, Odiseo y su tripulación emprenden el retorno hacia su natal
Ítaca, una isla de la costa occidental de Grecia bañada de manera permanente
por el mar Jónico, ya muy cerca de su arribo, específicamente al adentrarse en
el cabo de Malea, una fuerza tempestiva desvía de su objetivo a Odiseo y su
tripulación. Así, se inauguran las múltiples aventuras y desventuras vividas
por este hombre que ansía desde lo más profundo de su alma volver a la tierra
amada junto a sus familiares que no tienen noticia alguna de él desde hace
más de diez años, momento en que decidió emprender rumbo a Ilión. "La
Odisea", no evidencia tan solo la capacidad de Héroe de hacer frente a
cada uno de los obstáculos que se presentan, puesto que en su tierra natal, Penélope
y su joven hijo Telémaco viven su propia lucha frente a los múltiples
politicastros que desean aprovecharse de la situación, beneficiándose de la
riqueza y anhelando la posición que Odiseo dejó.
A
diferencia de la Ilíada, poema en que
las acciones se desenvuelven bajo un contexto de guerra y enfrentamientos
heroicos, donde el clima espiritual de la obra en su conjunto tiende a revelar
el "lamento romántico por un mundo heroico definitivamente cancelado e
intenciones idealizadoras"(Lasso, 1963, p. 309), la Odisea refleja el comportamiento de los héroes en tiempos
pacíficos, específicamente, un mundo donde se presenta "aun en medio de
fantásticas aventuras de ensueño, el realismo de un mundo que se toca, ve y
oye"(Lasso, 1963, p. 309). Odiseo en la Ilíada no es la principal figura
del poema, respecto de su caso particular, no interesa tanto la cantidad de
enemigos abatidos en diversas luchas con miras a alcanzar el honor y la gloria,
o sus profusas habilidades en torno al dominio técnico de uno u otro tipo de
arma en particular, sino que inaugura un nuevo espíritu, radicalmente diferente,
afirmando incluso algunos autores que por todas aquellas características que lo
definen "no es un héroe típico ilíadico (Lasso, 1963, p. 309)".
Es
precisamente Odiseo quien encarna estos "nuevos ideales" que
envuelven el poema, donde si bien sus cualidades están plenamente orientadas a
la satisfacción de un noble y doloroso deseo personal, aventura tras aventura,
demuestra éste un pleno dominio sobre sí mismo, siendo descrito como el
personaje más representativo en torno a esta ésta característica puesto que es " un hombre serio, maduro y
enérgico, y, con toda su astucia, persigue una alta meta y la consigue gracias
a su propia dureza. La férrea fuerza con la que domina los sentimientos, se
resiste a la seducción y rompe las ataduras, es el nuevo tipo de heroísmo (Frankel,
1993, p. 94). Inclusive, este cambio no está circunscrito necesariamente a la
figura de Odiseo, es todo el contexto mítico y social el que enriquece con su
diversidad la historia en su conjunto, dejando entrever las diferencias
espirituales entre ambos poemas homéricos.
Al respecto, se afirma:
"los personajes de la Odisea, empiezan,
con su contención y astucia, a aislarse frente al mundo exterior. La persona ya
no es un campo abierto de fuerzas, sino que el <<yo>> y el
<<no-yo>> se separan, de manera que incluso el influjo divino es
visto en su acción como algo externo"(Frankel, 1993,p.97)
El
poema refleja la condición humana de Odiseo y la sociedad que lo rodea, una
profunda afirmación sobre la propia experiencia como base del conocimiento y
dominio de sí, " un eterno ideal de Humanidad, uno de los pocos Mitos
perdurables del espíritu humano" (Lasso, 1963,p. 314). Odiseo es un hombre
que sospecha de todo aquello que no está sujeto a su comprobación, toma
decisiones fundadas en sus experiencias y enfrenta los peores dolores del alma,
pero aun así, prefiere someter a su juicio aquello que proviene desde fuera de
su entendimiento. La divina Atenea reconoce esta cualidad en Odiseo, incluso a
pesar de cualquier tipo de inventiva que éste pueda esgrimir, el principio de
sospecha de Odiseo lo previene de las dificultades que deberá enfrentar en su
retorno a Ítaca - bastante reales por lo demás- pudiendo perder la vida en el intento
de restablecer el orden a su favor. Dentro de todos aquellos reconocimientos y
experiencias, una muy importante destacará, referida al encuentro con su amada
mujer, donde la intimidad también está sujeta a un distanciamiento crítico por
parte del héroe, cabe recordar que el tiempo y la lejanía han sido una gran
prueba para el amor, la confidencia y la complicidad:
"Cualquier otro
varón errabundo tuviera este gozo del regreso corriera al hogar para ver a los
suyos; pero tú ni preguntas ni quieres noticias; prefieres por ti mismo probar
a tu esposa; mas hete que ella, sin salir de su casa entre duelos se pasa las
noches y entre duelos los días con lágrimas siempre"(XIII 333-338)
Y
es que no debemos confundirnos al respecto, las cualidades de las que se vale
Odiseo para cumplir sus objetivos están enmarcadas dentro de su voluntad por
regresar a su tierra y hogar, es cierto, aquel es su principal rasgo, sin
embargo, esto no contradice en ningún sentido la posibilidad de interpretar otras
características que hacen del personaje principal de la Odisea un hombre modélico, aquel que refleja nuestra propia condición
humana. Este trabajo tiene por objetivo interpretar la inteligencia de Odiseo
desde las relaciones que son establecidas entre éste y el uso del lenguaje en distintos pasajes a
lo largo del poema, esto con el fin de intentar demostrar que parte de lo que
se reconoce como "dominio de sí" está estrechamente relacionado con
la capacidad del héroe de valerse en diversas circunstancias del lenguaje, ya
sea tomando la forma de un criterio de civilidad o su adaptación a diversos
contextos sociales, ya sea para narrar sus propios dolores o resguardarse
frente algún peligro que la realidad le impone.
De
esta manera, es posible ampliar en su definición uno de los epítetos con los que
con frecuencia es denominado Odiseo, me refiero al de "Polytropos", hombre de muchas
vueltas, aquel "multirrecursivo o politrópico a quien Helena califica de
sutil y Atenor de elocuente" (Ramos, 1970), de "muchos artificios, el
de las muchas tretas"(Castillo, 2013), "el de muchos
recursos"(Gómez, 2000,p. 15), el " πολύμητις, ≪rico en ingenio≫, y πολυμήχανος, ≪rico en recursos≫ "(Frankel, 1993),
aquel que fue " obligado a dar muchas vueltas, de muchos viajes, de amplia
experiencia" (Standford, 2013), o por último aquel admirado por Atenea,
diosa de la sabiduría, puesto que es poseedor de "todas las cualidades de
que ella más se enorgullece. Aun llega a encomiar sus embustes y bribonadas,
aunque con su miga de ironía" (Bowra, 1983, p.29).
La
metis Griega, se encuentra
representada en los poemas homéricos en una suerte de habilidad cognitiva que
se encuentra indefectiblemente comprometida con la práctica, definiéndose de
manera general como una mixtura entre la astucia y la prudencia, se muestra en
este sentido superior a la fuerza con la que se batían los héroes iliádicos, no
representa una experiencia completamente heroica sino que está mucho más
enraizada en el despliegue del ámbito cotidiano. Odiseo, destaca respecto de
los demás héroes por el continuo dominio de su metis, proyectándola de manera práctica a lo largo de toda la Odisea. Es más, serán estas múltiples
formas que adopta la inteligencia del personaje las que con el correr de los
siglos se convertirán en un elemento a considerar respecto de su valoración
o crítica por parte de aquellos que han realizado esfuerzos por interpretarlas,
Odiseo es un héroe distinto a los demás debido a :
"la ambiguedad
moral inherente a la característica que lo distingue entre los héroes
homéricos, que es la inteligencia. La inteligencia, como indica Homero, es una
cualidad neutra. Puede manifestarse como astucia baja y egoísta o como
sabiduría excelsa y altruista. Entre estos dos polos, firmemente establecidos
en el mito homérico arquetípico, el carácter de Ulises ha oscilado a lo largo
de toda la tradición"(Standford,2013,p. 27)
Es decir, a pesar de la multiplicidad de
epítetos que adornan la figura de Odiseo y de su valorización o animadversión
en sus interpretaciones posteriores, todos los intentos que lo perfilan poseen
una característica común, a saber, una inteligencia superior, el itacense es un
héroe de las experiencias, "señor de la razón por sobre los temores.
Odiseo es caudillo del raciocinio sereno frente a las fuerzas
oscuras"(Ramos, 1970, P.24). Es común observar como parte de literatura
posterior satura en forma despreciativa esta cualidad del personaje,
transformándolo en un maestro del engaño y el timo, es caracterizado como un
hombre que transita permanentemente entre el embuste y la falsedad, que se vale
de tretas y argucias con tal de conseguir sus fines. Por ejemplo, "los
detractores de Odiseo a finales del siglo V lo interpretaron peyorativamente en
un sentido moral, como que "cambia a menudo de carácter, y por tanto
inestable, sin principios y sin escrúpulos" ( Standford, 2013, 133).
Sobre
la figura de Odiseo recaen una serie de apreciaciones que en sus fundamentos,
poseen como premisa el problema de la verdad y lo verdadero, permitiendo gestarse
así una ampliación de miradas en relación a la percepción sobre su figura. A
modo de ejemplo, se puede observar como esta relación con la idea de
verdad/falsedad opera para consolidar una explicación de la inteligencia de
Odiseo, específicamente, en una de sus más grandes habilidades, me refiero a la
forma en que Odiseo se transforma en una parte del poema, en relator de su
propia historia: " Su habilidad como narrador estribaba precisamente en su
capacidad para presentar como verdades lo que no era otra cosa que simples fabulaciones"(Gómez,
2000, 15). Sin embargo, ¿ Por qué hemos de suponer inmediatamente como
falsedades aquellas historias relatadas por Odiseo ? ¿ Por qué si Odiseo es
referente de lo "humano" se intenta considerarle como un ser que
adolece de algo tan común en el ser humano como lo es su capacidad inventiva en
torno a lo lingüístico y sus modalidades de expresión ?
En algunos casos, pareciera ser que al
idealizar nuestra condición humana, olvidamos a propósito referirnos a ella en
lo que nos hace seres menos perfectos, incompletos e inexactos, esta es otra
forma del peso que siempre ha tenido a lo largo de la historia la idea del
error, de lo no verídico, de lo falso y no cierto, es decir, olvidarnos en definitiva aquello
que somos: seres que se comunican entre ellos, que todo mecanismo de expresión
está ligado al lenguaje, por tanto, Odiseo, calcula, mide, sopesa y reconsidera
no solo en los términos cognitivos disponibles asociados a la práctica directa,
como el efecto de sus acciones sobre la realidad, sino que es capaz de medir el
peso de sus palabras, y reconocer el efecto de ellas sobre fuera de sí mismo,
un multirrecursivo lingüístico, que se sabe a sí mismo como portador de un
lenguaje con el cual modela la realidad.
Con
esto, no quisiera prescindir del substrato histórico social de ambos poemas, sino
al hecho contrario, puesto que "más bien es conveniencia que libertad lo
que sugiere la admisión de la guerra de diez años, y la de Aquiles, Héctor y
Odiseo y todos los otros nombres famosos, como útiles denominaciones de un rey
X y un capitán Y desconocidos" (Finley; 2008, p.64). Ejemplo de esto,
sería justamente el momento en la Odisea
en que las "simples fabulaciones" relatadas por Odiseo al rey Alcínoo
de la Isla Feacia son capaces sobreponerse a cualquier contradicción en
términos histórico materiales si se considera que la "falsedad" del
relato de Odiseo no se encuentra circunscrito a la "ambivalencia básica
del mundo heróico hacia el extranjero no invitado, de la oscilación rápida
entre un temor profundo, justificado y una pródiga hospitalidad"(Finley;
2008, p.137), es decir, que aquel relato le valió incluso, salvar su propia
vida: " Tal Ulises hablóles y todos, tomados de hechizo, a través del
oscuro salón como mudos quedaron"(XI 333-334). El relato de Odiseo, la potencia de su
narración, impactó tanto a la corte del rey que extendió su hospitalidad sin
restricciones, alguien que no fuese de fiar al narrar las circunstancias que lo
trajeron hasta allí, históricamente, podía ser considerado hostil, es la fuerza
histórica de una institución social además la que se demuestra si consideramos
la "hospitalidad" como mediadora de las relaciones materiales de
existencia de los sujetos históricos heroicos, así responde el rey a las
aventuras y desventuras de Odiseo:
"Bien es cierto,
¡oh Ulises!, que sólo tu vista bastaba para no confundirte con un charlatán
embustero de los muchos que nutre el oscuro terruño y que vagan amasando
consejas de nadie entendidas. Tú, en cambio, al hermoso decir acompañas un
noble sentido; ni un aedo supiera mejor relatar con los males de los otros
argivos tus propias funestas desgracias" (XI 363-369).
El relato de Odiseo está tan cargado de intranquilidad,
tan saturado de lucha frente a la adversidad, que se aleja completamente de la
realidad aislada e ideal en que viven los feacios, tal es el nivel de impacto
de la historia narrada que deciden confiar en él. Dentro de un ámbito real de
existencia en aquel período esta podría haber sido la diferencia entre la vida
y la muerte, la delgada línea entre el reconocimiento de un don y la más tensa alteridad,
si el relato de Odiseo hubiese sido considerado una falsedad, un doloso engaño,
es probable que se incrementara la hostilidad de los feacios en torno a su
condición de extranjero, una otredad potencialmente nociva para el orden en que
viven los habitantes de Esqueria. Odiseo frente a la corte del Rey Alcínoo, "
relata sus andanzas, y esta inquietante narración de perseverancia y
sufrimiento viene a ser el cabal contraste de la existencia ociosa, agradable y
escondida de los feacios" (Bowra, 1983, p.27).
Homero, puede ser considerado perfectamente
como un antropólogo del siglo XIII o XII A.C, un arqueólogo además, por su
técnica y metodología de transmisión en tanto aedo, de los sentidos históricos
del lenguaje, por tanto no solo aglutina informaciones históricas más o menos
concretas, sino que crea e integra una
moral y ética propias que forman parte de un registro de su tiempo, el relato
heroico circula entre el carácter integrador y creativo de ambos poemas, transformándolo
en un gran estudio de la lengua y mecanismos de expresión barda, pero además de
una serie de creencias y principios de ordenación social de diferentes tiempos.
El rey Alcínoo y su corte están completamente sorprendidos por la historia que
sale de los labios de Odiseo, incluso le pide que continúe, la hospitalidad ya está
asegurada: " Por mi parte la Aurora divina me hallara en la sala si
conmigo quisieras quedarte contando tus cuitas"(XI 375-376).
Siguiendo
con el tema de la interpretación en base a criterios de falsedad en torno a lo considerado
como " fabulaciones" de Odiseo, se ha propuesto incluso explicarlo a partir desde
su misma genealogía para identificar características comunes con algunos de sus
familiares las cuales justifiquen su
tendencia al embuste, las argucias e inventivas, tal es el problema del
elemento autolicano en Odiseo, que considera el hecho de que : "Ulises
desciende de Autólico, un bergante aprovechado, y algunos rasgos de su carácter
los ha heredado de su abuelo, muy en especial su astucia" (Lasso,
1963, 313), Nada indica que la expresión
de la astucia de su abuelo forme parte de la suya, es simplemente, otra forma
de asociar la inteligencia de Odiseo a algo erróneo, falso, negativo, lo que
sin duda es posible contrastar con sus relatos, el itacense no es doloso por
contar una historia "falsa" o valerse de sus habilidades en torno al
lenguaje para expresar su dolor, ya que " cuando demuestra pasión o un
toque personal casi siempre es porque le ayudará a conseguir su
meta"(Standford, 2013, 99).
Su deseo de retornar al hogar no tiene parangón,
al esgrimir su relato el personaje principal se asegura al menos la esperanza
del regreso, es por eso que en aquel momento en el cual debe presentar su
historia se aprecia su dominio de sí mismo, se vale de las modalidades de
expresión para crear una verdad socialmente adaptada al contexto en el cual se
inserta, no debemos olvidar que " en el aguante del ≪paciente≫ Ulises, en el
sometimiento de su orgullo y sus impulsos, hay mucho de enérgica actividad, que
no se ejerce por si misma sino con vistas a un objetivo. Ulises es el hombre
que consigue sus fines frente a todos los obstáculos"(Frankel, 1993, 95).
No
pretende daño a nadie, " Odiseo no era un vulgar facineroso aherrojado en
la malicia o esclavo de la maldad, sino la inteligencia que inquiere el hombre
que busca. Ninguna de sus mentiras arrastra maldad, y, en extremos casos, van
dirigidas contra enemigos de guerra"
(Ramos, 1970, 131). Amor y retorno se entremezclan como pasiones que dirigen su
forma de enfrentar el mundo, y es que quizás el dominio de sí mismo de Odiseo nos
lleva a pensar que lo que "se ha olvidado es que estos ejemplos variados
de combinación de ingenio y de resistencia generalmente eran utilizados pro bono público" (Standford, 2013,
102). Sea en el palacio del rey Alcínoo o al comunicarse con la ojizarca Atenea,
sea bajo promesas de inmortalidad o la proposición
de una nueva vida dejando atrás todo su pasado, " Odiseo se manifiesta
como aedo de invencionera imaginación. Es él quien teje el relato de sus
expediciones por misteriosos mares e islas. Homero literariamente le entrega el
ministerio" (Ramos, 1970, 56), y sin duda lo hizo, porque en La Odisea "La figura del héroe principal incorpora
el espíritu moderno del modo más puro y pleno. Los oyentes contemporáneos
podrían aprender de Ulises a dominar la vida" (Frankel, 1993, 99). El
dominio de sí mismo, así, implica también un dominio de los efectos de nuestras
palabras sobre la realidad, reconocer racionalmente la medianía del lenguaje entre
el distanciamiento del yo y no yo.
Lo anteriormente señalado, no se encuentra en
ningún sentido desconectado de la totalidad estructural de la obra, es más,
forma parte integral de su fundamento y clima espiritual, la ampliación general del contexto, en cierto
sentido, lo justifica además porque :
"El medio que ya no es
sombrío, sino que rodea y oprime al individuo con su presencia masiva, le pone
continuamente en situaciones de las que no es fácil salir. Así empieza el
hombre a tomar distancias frente al mundo. La libre receptividad y entrega se
acaba, el hombre se hace reservado y calculador, la prevención y la
desconfianza son necesarias e incluso, se convierten en virtudes que la epopeya
glorifica" (Frankel, 1993, 94).
Odiseo
luego de naufragar angustiosamente en el mar por algunos días recala en la isla
de los Feacios, famélico y acongojado sobre un árbol se pregunta acerca del
destino de su vida, agradece al menos haber tocado tierra aunque ésta le sea
ajena, la esperanza del retorno se mantiene un tanto más segura, al menos
continúa vivo. Luego de un profundo sueño producto del desgaste físico al cual
estuvo sujeto en pleno océano, al despertar escucha a lo lejos un sonido que lo
desasosiega abismalmente, entra en un estado de duda total respecto de lo que
oye , Odiseo declama para sus adentros:
"¡Ay de mí !¿ Qué mortales
tendrán esta tierra a que llego ? ¿ Insolentes serán y crueles e injustos o al
huésped tratarán con amor y habrá en ellos temor a los dioses? Aquí en torno
sentí como un fresco gritar de doncellas: ¿ por ventura son ninfas que pueblan
las cumbres del monte, los veneros del río, los prados hermosos? ¿ O es cierto
que me hallo entre hombres dotados de voz y de habla? Mas ¿ qué aguardo ? Yo
mismo lo iré a comprobar con mis ojos (VI 119 -127) .
En
esta escena se revelan, además de las angustias propias de Odiseo referidas a
algunas convenciones sociales tradicionales como las diversas formas de
hospitalidad señaladas en un párrafo anterior, dos aspectos bastante
particulares: la lengua (voz y el habla) como factor esencial de reconocimiento
de la condición humana y por otro lado, la gran inteligencia de Odiseo. Al
respecto, en el ensayo " La Odisea un itinerario humano"(1970) Oscar
Gerardo Ramos describe muy bien la isla de Esqueria y el encuentro con la dulce
Nausícaa y sus sirvientas en la playa, pero a pesar de sus acertadas
consideraciones civilizatorias en torno a la figura de Odiseo, pasa por alto que
uno de sus criterios para definir que aquello que a lo lejos escucha está
dotado de voz y de habla, es decir, si es precisamente un ser humano lo que sus
oídos perciben, si en esta desesperada situación aquello que le es ajeno posee una
lengua comprensible y reconocible. A través de estas preguntas consuela a su
razón alimentándola con diversas probabilidades, considerando de por sí las más
beneficiosas.
Es
más, el segundo aspecto dice relación con su inteligencia, puesto que de modo
general lo que Odiseo representa " es la
mente ordenada que triunfa de las amenazas cósmicas con su poder de análisis"(
Ramos, 1970, p.24), por tanto, no se contenta tan sólo con la probabilidad de que
aquello que escucha sea cualquiera de las posibilidades, sino que decide
comprobarlo por sí mismo, le pregunta a la realidad y se pregunta a sí mismo,
asume y ordena las variables que se le imponen a pesar de la profunda angustia
que siente, y determina que frente a la
posibilidad de ser engañado por sus sentidos es preferible encausarlos en una más
adecuada prueba que calme de forma definitiva su sospecha.
Cabe
agregar que Odiseo es capaz de medir y cuantificar el peso y efecto de sus
palabras en sus encuentros con otros personajes, es una habilidad beneficiosa
frente a todo aquello que pueda hacer tambalear su noble meta. Una reconvenida
Calipso, le permite luego de siete largos años volver a emprender el retorno a
su hogar no sin antes intentar convencerlo de que se quede en la isla de
Ogigia, pues junto a ella la inmortalidad del itacense está asegurada:
"¿ De verdad
tienes prisa en partirle a tu país de tus padres y volver a tu hogar ? Marcha,
pues, pese a todo en buen hora; mas si ver en tu mente pudieses los males que
antes de encontrarte en la patria te hará soportar el destino seguirías a mi
lado guardando conmigo estas casas, inmortal para siempre, por mucho que estés
deseando ver de nuevo a la esposa en que piensas un día tras otro. Comparada
con ella, de cierto, inferior no me hallo ni en presencia ni en cuerpo, que
nunca mujeres mortales en belleza ni en talla igualarse han podido a las
diosas" (V 204-213).
Es
precisamente en este momento, cuando Odiseo decide rechazar la inmortalidad
ofrecida por Calipso, quien además sugiere que su infinita belleza no puede ser
comparada a la perecedera figura mortal de su amada Penélope. De vital
importancia es el hecho de que Odiseo decida afirmar su condición humana y vivir
la vida de un hombre mortal, tomando conciencia del sentido de finitud que lo
aqueja a él y todos sus seres amados. Odiseo nunca logró amar a Calipso, en su
recuerdo siempre se mantuvo la imagen de su mujer, hijo y tierra añorada. Estos
elementos son el motor del principal impulso vital que conduce toda su travesía.
Odiseo no acredita beneficiosa para sí la inmortalidad, pero está dispuesto a
comprobar por sí mismo si acaso las pasiones y sentimientos humanos que nos
movilizan persisten bajo el aura de perpetua caducidad que nos envuelve. Sin embargo, es además de gran importancia
reconocer el modo de expresión con que esgrime su decisión, cuidadosamente teje
su explicación con el fin de que ante el rechazo de tamaño ofrecimiento, su
compañera por largos años Calipso no se sienta herida, la belleza, en este
sentido, es menos punzante que el amor y el recuerdo que persiste:
"No lo lleves a
mal, diosa augusta, que yo bien conozco cuán por bajo de ti la discreta
Penélope queda a la vista en belleza y noble estatura. Mi esposa es mujer y
mortal, mientras tú ni envejeces ni mueres. Mas con todo yo quiero, y es ansia
de todos mis días, el llegar a mi casa y gozar de la luz del regreso. Si algún
dios me acosare de nuevo en las olas vinosas, lo sabré soportar; sufridora es
el alma que llevo en mi entraña; mil penas y esfuerzos dejé ya arrostrados en
la guerra y el mar: denle colmo esos otros ahora" (V 215-224).
Con todo, no es la única situación a lo
largo del poema donde Odiseo reconsidera sus acciones y palabras, ejemplo de
aquello, es su encuentro en su viaje al Hades con Ayax "en cuerpo y belleza el mejor entre todos
los argivos después del Pélida intachable" (XI 469-470), frente a la
sombra del ofendido héroe, Odiseo se arrepiente de haber desencadenado, al
disputarse las armas de Aquiles, los avatares que condenaron al destacado héroe
al delirio y posterior suicidio, recurso supresor de la eterna aura de
vergüenza que según su parecer, habría teñido de deshonra su vida para siempre:
" ¡ Ojalá yo no hubiera ganado en
aquella porfía, pues por ello a la tierra cayó semejante cabeza [...] ! "
(XI 548-549). Odiseo, pretende animar a Ayax, darle a entender que a pesar de las
condiciones que rodearon su fin, no dejó de ser considerado un notable héroe: "gran
baluarte perdimos contigo. Con no menos dolor que la muerte de Aquiles lloramos
los argivos la tuya que nadie causó: Sólo Zeus, que no tuvo medida en su odio a
la grey de los dánaos, aguerridos lanceros, por sí decidió tu ruina" (XI
556 -560). Odiseo lo invita a aplacar su furia y orgullo, pero Ayax no cede
ante la cortesía expresada en sus palabras " Tal le hablé, mas sin darme
respuesta se fue con las almas de los otros mortales sin vida, del Érebo al
fondo"(XI 563 -564). Al respecto, esta reafirmación de ciertos valores
heroicos por parte de Ayax, pertenecen al clima espiritual enraizado en el
poema iliádico, esto se considera así puesto que:
"En la epopeya
más moderna Ulises es el heredero de Aquiles. La fábula de la Pequeña Ilíada sobre el destino de las
armas de Aquiles muerto, que no son otorgadas al guerrero Ayax, sino al
inteligente Ulises, no es sino un modo plástico de expresar el cambio de
ideales" ( Lasso, 1963, p. 309).
Para
comprender la inteligencia de Odiseo es preciso ampliar el análisis en torno al
epíteto de Polytropos, apartarlo de
categorías de análisis asociadas a la verdad/falsedad, simplemente porque esto
revela de fondo cuánto nos esforzamos nosotros mismos por intentar explicar la
condición humana bajo la presión de la objetividad como eje de cualquier conocimiento
y percepción sobre la realidad. Odiseo, se encuentra más allá de cualquier
apreciación que intente opacar la inteligencia como una de sus características
fundamentales, y por lo demás junto a ella, la más alta de todas, "Ulises busca, lucha,
sufre, porque ama, como el ser humano busca, lucha, sufre, porque ama
"(Castillo, 2003, 23).
Odiseo
también ama pensar, preguntarse, insistir, reconocer, crear, el itacense en
este sentido, "está por encima de la naturaleza, la domina, se adentra en
el conocer y conoce como hombre sobre el mundo" (Ramos, 1970, 42). Una de
aquellas modalidades de expresión de su inteligencia es la idea del dominio de
sí, en
tanto dominio de su lenguaje, un multirrecursivo lingüístico, que comprende los
efectos de la palabra sobre la realidad. Esta atención sobre su capacidad, ya
habría sido izada con anterioridad puesto que "Antístenes acudió en
defensa de Odiseo. Polytrópos,
argumentó, no se refiere ni al carácter ni a la moral en absoluto.
Sencillamente indica la habilidad de Odiseo para adaptar las figuras de su
discurso (tropos) a las necesidades de sus oyentes en cualquier
momento"(Standford, 2013,p. 133).
A
modo de ejemplo, es posible considerar a Odiseo como un espejo de lo que es un
hombre civilizado, esto salta a la luz cuando el personaje principal y su
tripulación llegan a la isla de los cíclopes. En su descripción general,
menciona una serie de elementos que conforman su ideal en torno a la civilidad,
de esta forma es posible conocer ciertos aspectos relacionados con los
principios de estructuración social de la época heroica (y la de Homero),
aquellas que regían sobre la vida social y se consideraban reconocidas bajo la
forma de la tradición. Los cíclopes son:
" unos seres sin ley.
Confiando en los dioses eternos, nada siembran ni plantan, no labran los
campos, mas todo viene allí a germinar sin labor ni simienza: los trigos, las
cebadas, las vides que dan un licor generoso de sus gajos, nutridos tan sólo
por la lluvias de Zeus "(IX 105 -111)
Odiseo
esboza al menos lo que define como su idea de civilidad, asumiendo como contraria
la existencia de los cíclopes puesto que representan la barbarie, esta idea es fundamental
para comprender como se constituye la alteridad: " Los ciclopes no tratan
en juntas ni saben de normas de justicia; las cumbres habitan de excelsas
montañas, de sus cuevas haciendo mansión; cada cual da la ley a su esposa y sus
hijos sin más y no piensa en los otros" (IX 112-115). Polifemo es un ser
paradojal, no es un hombre civilizado, pero eso tampoco significa que carezca
de sentimientos, lo mueve un profundo amor por sus animales pero no reconoce
las instituciones básicas que rigen el mundo de Odiseo, " es la existencia
primitiva sin viviendas funcionales, sin códigos jurídicos, sin asambleas para
deliberar, sin vínculos de sociedad civil" (Ramos, 1970, 64), las desconoce,
no comprende la hospitalidad. Ulises se desgarra al ver a sus compañeros en las
fauces del cíclope, precisa de su inteligencia para hacerle frente, la fuerza
asume en esta situación un carácter secundario, la salida de la cueva está
restringida, es necesario elaborar una forma de escapar, situación de vida o
muerte como otras en el poema, pero precisamente es allí donde emerge su
habilidad en torno al lenguaje. Odiseo señala:
" Preguntaste,
ciclope, cuál era mi nombre glorioso y a decírtelo voy, tú dame el regalo
ofrecido: ese nombre es Ninguno. Ninguno mi padre y mi madre me llamaron de
siempre y también mis amigos. Tal le dije y con alma cruel al momento me dio
respuesta: A ninguno me lo he de comer el postrero de todos, a los otros
primero; hete ahí mi regalo de huésped".(IX 364 - 370)
Preso
de los efectos del dulce licor ofrecido por Odiseo, el cíclope rápidamente
caerá en un profundo sueño, momento que será aprovechado por el héroe y sus
compañeros para cegarlo. En su dolor y desesperación, Polifemo es oído por
otros cíclopes que sorprendidos llegan a la cueva y le preguntan:
"¿ Por qué así, Polifemo, angustiado nos das esas voces
a través de la noche inmortal y nos dejas sin sueño ? ¿ Te ha robado quizás
algún hombre las reces ? ¿ O acaso a ti mismo te está dando muerte por dolo o
por fuerza ? Desde el fondo del antro les dijo el atroz Polifemo: ¡Oh Queridos!
No es fuerza. Ninguno me mata por dolo"(IX 403 - 408)
El
plan ideado por Odiseo resulta a la perfección, pero destaca el hecho de que
decidiera llamarse a sí mismo nadie o ninguno, sin embargo no debe sorprender, es
aquí donde la expresión del dominio de sí y de la naturaleza por parte de
Odiseo se nos ofrece en su plenitud, así, "el hombre civilizado, creando
industrias lingüísticas con una de las más sencillas palabras, derrota al
hombre primitivo" (Ramos, 1970, 66). El lenguaje es utilizado con gran
ingenio como un recurso. Una de las carencias manifiestas de Polifemo, es no
reflexionar en torno a su propio lenguaje, cuando se le pregunta quién le ha
cegado él responde y sus compañeros no intentan ahondar mucho más en torno al
hecho, los dolores y pesares para ellos pueden incluso tener una divina motivación, nada sospechan en torno al
juego lingüístico que existe detrás. Mientras que el bárbaro Polifemo desconoce,
le da las espaldas al dominio sobre sí mismo, "Odiseo era señor de sus
pasiones" (Ramos, 1970, 90), lo demuestra cuando escucha a los otros cíclopes
desacreditar la desesperación de Polifemo, el itacense expresa: "y yo me
reí para mis adentros del engaño y plan bien urdido"(IX 413-414).
Para
finalizar, es preciso comprender un último aspecto en torno a la figura de
Odiseo y quizás el más decidor en torno a la idea central de esta reflexión que
expresa como la inteligencia del héroe se expresa como dominio de sí, y este
en la forma de dominio del lenguaje y sus modos de expresión. Insisto en
la afirmación de que para estudiar a Odiseo es preciso trascender ciertas
categorías en torno al problema de la verdad, puesto que allí precisamente
estriba la incomprensión de Odiseo como referente de la existencia humana, por
lo tanto, hacer hincapié en torno a la falsedad
de su tránsito entre un universo mítico fabuloso y la realidad, es
precisamente olvidar aquello que lo hace un ser humano: una inteligencia
creativa en torno al lenguaje, un conocedor del impacto de nuestras palabras
sobre la realidad, habilidad que nunca se utiliza de manera perniciosa sino más
bien cuando el héroe se encuentra sometido a situaciones que pueden comprometer
su existencia o, sencillamente, cuando precisa un principio rector de
adaptación al contexto en que se inserta, esto lo convierte en un conocedor no
sólo de sí mismo sino de las distintas convenciones sociales de su mundo. La
distancia crítica del mundo en torno al lenguaje, para el caso de Odiseo, se
manifiesta como una herramienta de auto conservación, ya que como he señalado
en párrafos anteriores, un buen relato podía ser la diferencia entre la
hospitalidad más benéfica y una tensa hostilidad.
Por
tanto, cuando algún estudioso se refiere con ironía, humor o antipatía al
colocar en entredicho la plausibilidad de las narraciones fantásticas del héroe,
como afirmar por ejemplo, que los diversos relatos realizados por Odiseo poseen
una mayor credibilidad al provenir de primera fuente, es decir, él mismo.
Cuando el rey Alcínoo expresa que "ni un aedo supiera mejor relatar con
los males de los otros argivos tus propias funestas desgracias" (XI
363-369), compara la historia de Odiseo con la labor de poetas que cantaron las
hazañas de los héroes de Argos, pero no precisamente a ellos, sino al hecho de
que el bardo no repite los hechos tal como acontecieron, puesto que, en cada
uno de ellos hay un torrente de actividad creativa ajustado a ciertas fórmulas propias
de su transmisión, es por esto, que la comparación del rey no está desconectada
del aedo que la exhibió, como tal, esto implicaría que la forma en que el
soberano de Esqueria valoriza, no solamente se refiere a la belleza discursiva
de tal o cual relato de alguna hazaña, sino que además puede la misma
relacionarse con otro aspecto referido a su capacidad interpretativa. Sin
embargo, no solo compara sino que además lo enaltece, Odiseo narra mejor que
cualquier aedo porque está narrando su propia existencia, la que él ha decidido
contar para sí y para los otros, no hay verdad, no hay mentira, ese es el
"noble sentido" que asume su discurso, sus palabras no dependen de
nadie, no es un "charlatán embustero", sino un hombre que vive su
propia lucha, sabe transmitirla con una gran pasión cuando así lo estima,
porque se desliza adelante de lo mágico, su dominio de sí mismo, responde a
"una intelección más fría, más libre, más humana"(Ramos, 1970 p.25).
No
obstante, esto no muestra la incapacidad de Odiseo de emocionarse ante el
relato del poeta Demódoco, al contrario, lo toca en lo más profundo y a su
manera, reconoce su enorme labor y le agradece. Es más aun, en las escenas
finales, dentro de todos aquellos
absueltos con el perdón del héroe en su venganza, el aedo Femio es uno de
aquellos beneficiados, no podía ajusticiarlo, "un aedo, sobre todo, era un
predilecto de los dioses. Las manos del héroe no podían mancharse con sangre de
poeta"(Ramos, 1970, 131). El bardo griego no es inferior en recursos de expresión
en torno a sus relatos, de hecho, más allá de su precisión , un aedo reconoce y
"participa en la tradición de la lengua; las formulas le vienen a la boca
del repertorio que guarda en su memoria y las imágenes del mundo que evoca está
solo dentro de las posibilidades de su lenguaje".(Bochetti; 2006, p.39). El
despliegue del relato personal de Odiseo, no adolece en las similitudes al de
un aedo ni en su forma ni en su fondo, de hecho:
" hay una
descripción general de la postura curiosa y habitual de Odiseo antes de
comenzar un discurso importante. Se quedaba parado, con los ojos fijos en el
suelo, su cuerpo y gestos rígidos "como un tipo ignorante". Su voz
[...] tenía una fuerza enorme. Parece haber controlado este órgano tan propio
de un Gladstone con la habilidad propia de un Disraeli: sus palabras salían
suaves, ligeras y continuas, copo tras copo como la caída de la nieve, quizás
con el tono tranquilo, directo, característico de los partidarios del arte de
la plausibilidad." (Standford, 2013, 100)
Ambos
sitúan su relato a través de una performance que los hace únicos e
indistinguibles, no mejores ni peores unos a otros, pues comparten el mismo
sentido de apreciación respecto de la lengua, su tradición y transmisión. Si
Odiseo, "podía mantener al público arrobado como lo hace un aedo"
(Standford,2013, 100), es porque en primer lugar aprendió de ellos a conocer el
valor del lenguaje en su dimensión creativa y sus efectos concretos sobre las
personas que los escuchaban. El multirrecursivo lingüístico, es un ser que con
su inteligencia se domina a sí mismo y una de sus tantas manifestaciones de
aquella capacidad es su apego al recurso de la lengua desde amplias facetas que
la realidad le impone, he allí un ampliación del epíteto de Polytropos que lo caracteriza. Odiseo está
más allá de la pregunta acerca de la verdad, porque narra su propia verdad,
" no quiere ser ni dios ni animal. Quiere ser ni más ni menos que un
hombre"(Castillo, 2003,21). Como tal, es posible reconocer en Odiseo la
capacidad del ser humano de valerse del lenguaje y la comunicación, saberlos y
vivirlos como un canal de expresión del alma, siempre a disposición de nuestro
modo de vida, sea esta la más esperanzada y triste prueba que la existencia nos
ofrezca o tal vez la más maravillosa de las aventuras. El politrópico itacense,
de muchas vueltas por los senderos de su inteligencia creativa, representa el continuo
vaivén ético entre la palabra, el pensamiento y la acción.
Bibliografía
Bocheti,
Carla. 2006. El espejo de las musas. El
arte de la descripción en la Ilíada y la Odisea.
Santiago de Chile, Centro de Estudios Griegos Bizantinos y Neohelénicos "Fotios Malleros", Facultad de
Filosofía y Humanidades, Universidad de
Chile.
Bowra,
C.M . 1983. Historia de la Literatura
Griega. México D.F, Fondo de Cultura Económica.
Castillo,
Miguel. 2003. El mito de Odiseo.
Atenea (487) 11-23.
Finley,
M.I. 2008. El mundo de Odiseo,
México, Fondo de Cultura Económica.
Frankel,
Hermann.1993. Poesía y filosofía de la
Grecia Arcaica. Una historia de la épica, la
lírica y la prosa griegas hasta la mitad del siglo quinto. Madrid,
Editorial Visor.
Gómez,
F.J. 2000. El descubrimiento del mundo:
Geografía y Viajeros en la Antigua Grecia.
Madrid, Akal.
Homero.
2000. Odisea. Traducción de José
Manuel Pabón. Madrid, Gredos.
Lasso
de la Vega, José S. 1963. “Ulises y su mundo de ideales éticos”, en “Ética homérica”, Adrados, R. y otros (L.
Gil Ed.): Introducción a Homero, Madrid, Ediciones Guadarrama.
Ramos,
O. G. 1970. La Odisea un itinerario
humano. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo.
Stanford,
W.B. 2013. El tema Ulises. Madrid, Editorial
Dykinson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario